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La Alianza de Energía y Clima de las Américas: ¿Hay algo de valor para América Latina y el Caribe en esta nueva iniciativa norteamericana?

Publicado en la Revista de Derecho Privado y Comunitario, Año 2010, # 3, Ps. 553-572.

I. Introducción

La primera vez que se escuchó la idea de conformar una Alianza de Energía y Clima de las Américas fue cuando el entonces candidato para la presidencia de los EE.UU., Barack Hussein Obama, lo mencionó durante el único discurso en que propuso lo que sería su futura política hacia América Latina y el Caribe si ganaba las elecciones en noviembre de 2008. El objetivo principal de dicho discurso, ofrecido en Miami en mayo de 2008, fue no solo tratar de conseguir los votos de la influyente comunidad cubana-norteamericana del Estado de Florida, sino también apoyar las candidaturas demócratas de dos cubanos-norteamericanos y una colombiana-norteamericana, a la Cámara de Representantes Federal. Sus opositores eran tres representantes republicanos que ya ocupaban los cargos y todos ellos también pertenecientes a la colectividad cubana-norteamericana.[2] En consecuencia, puede no sorprender que Obama dedicara la mayor parte de su discurso al tema de las relaciones entre los EE.UU. y Cuba.

Sin embargo, el actual presidente encontró un espacio para mencionar su propuesta de establecer una Alianza de Energía para las Américas. En particular, se comprometió a que – en caso de ser electo - su administración permitiría a las empresas norteamericanas, que son importantes emisoras de gases de efecto invernadero, recibir un crédito para compensar cualquier emisión que excediera los límites legales impuestos por una nueva ley climática. La condición a que sujetó dicha promesa, fue que las empresas invirtieran en proyectos de energía de baja emisión carbonífera en América Latina y el Caribe. También se comprometió a incrementar los fondos destinados a la investigación y desarrollo de tecnologías, favoreciendo un carbón “limpio” o menos contaminante, en una nueva generación de tecnología eólica, solar y nuclear, y en el desarrollo de biocombustibles sostenibles que no compiten con la producción de alimentos.

Al margen de la V Cumbre de las Américas que se celebró en Trinidad en abril de 2009, la delegación norteamericana introdujo la idea de establecer una Alianza de Energía y Clima de las Américas o AECA.[3] Además, fue agregada la palabra “Clima”, y fue cambiada la palabra “para” mencionada en el discurso de Obama en Miami en 2008 por la palabra “de”, lo que significa un sutil reconocimiento de que los EE.UU. no están ya en condiciones de dictar la agenda hemisférica.

Al contrario, el país se encuentra actualmente necesitado de desarrollar iniciativas con socios o arriesgar un rechazo inmediato por cualquier propuesta, que contenga una fuerte asociación con los intereses norteamericanos. Aún más, el gobierno de los EE.UU. resalta que la AECA es “voluntario, y permite a los gobiernos, las organizaciones inter-americanas, el sector privado, y la sociedad civil liderar o participar en las iniciativas específicas que reflejan las prioridades de cada uno.”[4] Esto implica que los gobiernos tienen plena libertad de trabajar en forma conjunta o independiente en cuanto a la elaboración de proyectos, maneras de financiarlos, y/o la creación de un ambiente de negocios, que sea propicio para promover nuevas políticas que incentiven un desarrollo que utilice menos combustibles fósiles. Los países participantes también están libres para identificar las mejores áreas en las cuales pueden contribuir o colaborar, o aquellas donde consideran que van a necesitar asistencia. Se vislumbra que esta nueva estrategia diplomática por parte del gobierno norteamericano, que en sí misma marca un giro en la actitud tradicional de Washington D.C., caracterizada por la arrogancia y la soberbia, ya ha dado resultados positivos en vista que una delegación venezolana dirigida por el actual Ministro de Energía y Presidente de PdVSA, Rafael Ramírez, quien participó plenamente en la primera Cumbre Ministerial de Energía y Clima de las Américas, celebrada en Washington, D.C. en abril de 2010.

Las perspectivas para la AECA después de la Cumbre de las Américas no eran para nada alentadoras. Asimismo, un simposio que contaba con la asistencia de algunos de los ministros de energía de varios países latinoamericanos en Lima, - junio de 2009 -, ni siquiera contó con la presencia física del Secretario de Energía norteamericano, Steven Chu. Entre los pocos logros tangibles que surgieron de dicho simposio, fue un acuerdo bilateral firmado entre representantes del gobierno norteamericano y peruano para establecer un Centro de Eficiencia Energética Regional. Por su parte, representantes del gobierno mexicano se comprometieron para proveer los fondos necesarios para establecer un Centro Regional de Energía Eólica en Oaxaca.

La delegación norteamericana también propuso un “Programa de Comunidades de Baja Emisión de Carbono”, por el cual el Departamento de Energía de los EE.UU. “se asociaría con países de la región para proveer la asistencia técnica y una limitada cantidad de recursos para poder desarrollar normas de construcción y adoptar modernas estrategias de planificación urbana, basadas en un adecuado uso del transporte público, y así lograr comunidades con bajas emisiones de carbono.”[5]

El énfasis en “una limitada cantidad de recursos”, no hace más que asegurar que esta última propuesta corre el serio peligro de sufrir el mismo destino que la Alianza de Ciudades Limpias, un proyecto propuesto por la administración Clinton en 1999. Dicha iniciativa tenia fines similares al actual programa de la administración Obama, aunque siendo limitada sólo a Chile. Sin embargo, nunca logró ninguna de sus metas por falta de recursos, en una época en que el gobierno Federal de los EE.UU. gozaba de un superávit fiscal (algo que, por seguro, no es el caso al día de hoy).

En los meses posteriores al simposio de Lima, surgieron propuestas adicionales para establecer un Centro de Energía Renovable en Chile, un Centro de Capacitación sobre Eficiencia Energética en Costa Rica, con el respaldo del Consejo de Defensa de Recursos Naturales con sede en los EE.UU., un centro para investigar el uso de biomasa como fuente de energía en Brasil, y otro centro para investigar el uso de recursos geotérmicos en El Salvador, que cuenta con el respaldo de Banco Inter-Americano de Desarrollo (BID) y el Departamento de Energía norteamericano. Además, Brasil también se comprometió a liderar una iniciativa para promover el planeamiento y desarrollo urbano sostenible.[6]

II. La Primera Reunión Ministerial de Energía y Clima de las Américas

La primera Reunión Ministerial de Energía y Clima de las Américas se celebró en Washington, D.C. entre el 15 y 16 de abril de 2010, con la asistencia de 32 de los 35 gobiernos del Hemisferio Occidental. La larga demora entre dicha reunión y la Quinta Cumbre de las Américas celebrada en Trinidad, donde se propuso formalmente la conformación de una AECA por primera vez, se debió a las luchas internas entre los Clintonistas en el Departamento de Estado norteamericano y los funcionarios con cargos políticos en el Departamento de Energía, que habían trabajado para la campaña de Obama, en la lucha por determinar quién tomaría el papel primordial para representar al gobierno norteamericano de los EE.UU. El hecho de que los Secretarios de Energía Chu y de Estado Hillary Clinton, ofrecieran los discursos principales en el Ministerial indicaría una resolución de dicha lucha interna a favor de un trabajo compartido, basado en la cooperación.

La AECA se basa en siete pilares (los últimos dos fueron propuestos por la Secretaria de Estado Clinton en la Reunión Ministerial de abril de 2010):

Eficiencia Energética (promoción de prácticas óptimas de políticas, a través de la asistencia en el desarrollo de códigos de construcción y otros estándares en los sectores industrial y residencial, así como capacitación en auditorías energéticas);

Energía Renovable (aceleración del despliegue de energías menos contaminantes por medio del apoyo a proyectos, diálogos acerca de políticas adecuadas, colaboración científica y establecimiento de una red tecnológica de energía no contaminante);

Combustibles Fósiles más Eficientes y Menos Contaminantes (promoción de prácticas óptimas sobre gestión del uso de la tierra y tecnologías de energía no contaminantes, que reduzcan la contaminación convencional y la huella de carbono de los combustibles fósiles);

Infraestructura Energética (promoción de infraestructuras energéticas modernas, integradas y más resistentes, especialmente en torno a redes eléctricas y gasoductos);

Insuficiencia Energética (abordar la insuficiencia energética urbana y rural, mediante estrategias que promuevan el desarrollo urbano sostenible y mejoren el acceso a servicios modernos de energía no contaminantes y tecnologías adecuadas en zonas rurales, que sirvan para mejorar la salud pública y reducir el uso excesivo de leña);

Uso de la Tierra y la Silvicultura en Forma Sostenible (reducción de las emisiones originadas por causa de la deforestación y degradación forestal, y el fomento de la retención de carbono mediante la conservación y gestión sostenible de los bosques); y,

Adaptación (asistir a los países y a las comunidades vulnerables con estrategias para entender y reducir su vulnerabilidad, frente a los impactos del cambio climático).

En la Cumbre Ministerial en Washington D.C., de abril de 2010, se anunció que el Departamento de Energía norteamericano proveería asistencia técnica, incluyendo el ofrecimiento de seminarios, a efectos de explorar las posibilidades de construir un sistema de cables submarinos para transmitir electricidad, generada a base de energía renovable entre los diferentes países Caribeños. El Departamento de Energía norteamericano y el BID también firmaron un acuerdo estableciendo un Centro de Innovación Energética, que permitirá a las dos entidades coordinar sus recursos destinados a facilitar proyectos y otras actividades regionales. El Centro servirá como un foco para acceder al financiamiento anual del BID destinado a fines energéticos, que actualmente suma unos 1.5 mil millones de dólares estadounidenses y que el BID espera aumentar hasta 3 mil millones de dólares estadounidenses para el año 2012. Asimismo, el Departamento de Energía norteamericano y el Laboratorio Nacional de los EE.UU. anunciaron una asociación con científicos y expertos técnicos de Colombia que ya se encuentran trabajando en la identificación, evaluación, y desarrollo de tecnologías para el uso de biomasas, como una forma de energía sostenible.

Por su parte, el Departamento de Estado norteamericano anunció en la Reunión Ministerial de la AECA los nombres de tres científicos norteamericanos que asumirán como Expertos de la AECA, y serán destinados a diferentes países del Hemisferio Occidental a fin de compartir sus conocimientos, intercambiar experiencias, y consultar con sus pares regionales acerca del desarrollo y utilización de energías menos contaminantes, como también de un mayor uso de la tierra en forma sostenible, y la adaptación de sociedades al cambio climático.[7]

El Departamento de Agricultura norteamericano fue seleccionado para coordinar cualquier tipo de asistencia técnica que los EE.UU. podrán proveer a los gobiernos del hemisferio, de modo de aumentar la producción y el empleo de biomasa como fuente de energía renovable y ambientalmente sostenible.

En tanto que otro programa de la AECA, promoverá el uso en toda América de gas natural no-convencional, como es el gas de shale o esquisto (a pesar de las serias reservaciones que existen entre grupos ambientalistas con respecto a la tecnología (i.e., hydrofracking), que es utilizado actualmente para liberar el gas de las rocas de esquisto).

Fuera de los mencionados, otro programa asegurará el entrenamiento de voluntarios del Cuerpo de la Paz norteamericano para introducir prácticas de eficiencia energética y tecnologías de energía alternativa en los países en donde trabajan, incluyendo el uso de paneles solares a pequeña escala, estufas solares para cocinar, y la construcción de pequeñas turbinas para la energía eólica.

Desde que se celebró la Reunión Ministerial de la AECA en Washington, D.C, el gobierno de Canadá logró establecer un grupo de trabajo dedicado a petróleos pesados y no tradicionales que incluye representantes de los gobiernos de Brasil, Canadá, Colombia, EE.UU., México y la República Bolivariana de Venezuela. La meta de este nuevo grupo de trabajo consiste en facilitar el intercambio de información acerca las mejores prácticas e innovaciones tecnológicas requeridas para poder reducir el impacto ambiental negativo asociado actualmente con la extracción y refinamiento de los denominados petróleos pesados.

III. ¿Hasta qué punto está los EE.UU. comprometido con AECA?

Con excepción de los 1.5 mil millones en dólares estadounidenses que el BID ofrece actualmente en forma de una línea de crédito (y que espera duplicar para el 2012) para proyectos asociados a la energía y al cambio climático, la cantidad de dinero destinado para el AECA es inconsecuente. Esto a pesar de que los Departamentos de Estado y de Energía norteamericanos, han estado en la vanguardia de todas las agencias del gobierno estadounidense en cuanto a contribuciones para financiar iniciativas bajo el AECA, pero muchas veces, simplemente se agrega dinero a proyectos ya existentes y financiados por el BID u otras instituciones, como la Organización de Estados Americanos.

Sin perjuicio que la Agencia para el Desarrollo Internacional de los EE.UU. (USAID) provee fondos para proyectos ambientales destinados a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y al mismo tiempo promueve la eficiencia energética, la preservación de los bosques y la biodiversidad, entre otros fines asociados con el desarrollo sostenible, estos programas no son atribuibles a la AECA, pero representan obras de USAID con más de una década de existencia. Al mismo tiempo, los programas de USAID cubren solamente una minoría de los países del Hemisferio Occidental.[8] Las mismas limitaciones en cuanto a recursos y a países es evidente en los proyectos de USAID enfocados en la parte energética e incluyen, por ejemplo, un proyecto que trabaja con el Instituto de Desarrollo Sostenible y de Fuentes de Energía Renovable en la ciudad de Fortaleza, Brasil, para capacitar a jóvenes de barrios marginales en la instalación de sistemas de energía renovables, independientes de la red de electricidad nacional.

Por su parte, la Agencia Estadounidense de Desarrollo del Comercio o USTDA está a cargo de un modesto Programa de Intercambio de Energía No-Contaminante, que pretende llevar a funcionarios del sector de energía y patrocinadores de proyectos de energía no-contaminantes en Latinoamérica y el Caribe a los EE.UU., para así poder reunirse con empresas norteamericanas involucradas en las mismas actividades. Se supone que habrá seis de estos tipos de misiones comerciales a lo largo del 2010.

Reunidos todos los fondos que las diferentes agencias de los EE.UU. se han comprometido a brindar a la AECA, se observa que la suma total es insignificante, particularmente si se compara a los 2 mil millones de dólares estadounidenses que el Servicio de Investigaciones del Congreso norteamericano estima que el país ha gastado cada semana, desde 2003, para financiar una guerra desastrosa y sin posibilidad de una clara victoria en Irak.[9]

Sin descartar las explicaciones de estrategia geopolítica que pueden justificar la decisión del gobierno norteamericano de tomar un papel secundario y no aparecer liderando la AECA, la inexistencia de un marco institucional y la falta de adecuados recursos indican que la iniciativa no es una alta prioridad para la administración Obama. Es más, queda la impresión de que la Casa Blanca se sintió obligada a ofrecer una iniciativa para una región del mundo que hasta ahora había ignorado, pero que al mismo tiempo no requerirá de una inversión significativa, sea en recursos económicos o humanos. Es como si los EE.UU. estuvieran al aguarde de que Brasil, Canadá u otro importante productor de combustibles fósiles o renovables en Latinoamérica o el Caribe, además del sector privado y las ONG’s, actúen en forma protagónica y liberen al gobierno de los EE.UU. del deber de ejercer su papel tradicional de liderazgo en el Hemisferio Occidental.

En el caso en que Canadá o un gobierno Latinoamericano o del Caribe logren desarrollar una serie de propuestas e iniciativas visionarias para AECA, es probable que pueda generar un conflicto con los EE.UU. Por dar un ejemplo, hace tiempo que el gobierno del Presidente Luiz Ignácio Lula da Silva insiste en que los EE.UU. debiera abrir su mercado para la importación de etanol, producido a base de caña de azúcar en Brasil. Por ahora, la combinación de los subsidios que el gobierno norteamericano otorga a sus productores de etanol a base del maíz, más una tarifa de 2.5 por ciento ad valorem y un sobrecargo de 14.7 centavos por litro, más cuotas, derivan en una situación por la que al etanol brasileño le es casi imposible poder competir en el mercado estadounidense.[10] A pesar del gran costo para el bolsillo del contribuyente y el consumidor norteamericano que implica el programa para promover el uso de etanol a base de maíz, un bloque importante de senadores y representantes en el Congreso Federal, con escaños en estados que son grandes productores de maíz, han impedido eliminarlo.[11]

IV. El Valor de la AECA Para América Latina y el Caribe

Un informe preparado por la Comisión para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas o CEPAL, en vísperas de la decimoquinta Conferencia de los Estados Partes a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada en diciembre de 2009 en Copenhague, Dinamarca destaca la paradoja que viven Latinoamérica y el Caribe ya que poco contribuyen al cambio climático, no obstante ser los primeros en sufrir una buena parte las consecuencias más negativas.[12] El informe enfatiza que existe evidencia sólida para demostrar los efectos económicos significativos en el sector agropecuario asociados al cambio climático en América Latina y el Caribe. Sin embargo, son muy heterogéneos entre países y regiones y revelan, además, un comportamiento no lineal.

De este modo, algunos países y regiones tendrán beneficios temporales como consecuencia de los aumentos moderados de la temperatura y los cambios en la precipitación, aunque en el largo plazo predominan los efectos negativos. En algunas áreas de América Latina, se prevé un estrés hídrico grave que afectará la oferta de agua y la generación hidroeléctrica. El alza del nivel del mar, como resultado del derrite de las capas de hielo polares, generará un aumento en el desplazamiento de la población y en la cantidad de tierra perdida por inundaciones permanentes. En consecuencia, los pequeños estados isleños del Caribe serán altamente afectados. El cambio climático también ocasionará pérdidas relevantes en la biodiversidad, en muchas ocasiones irreversibles, hecho particularmente grave en una región que incluye a varios de los países con la mayor biodiversidad del planeta.

El mismo informe de la CEPAL de 2009 también resalta, que a pesar que las emisiones latinoamericanas de carbono dióxido del sector de energía, tienden a subir con el aumento de los ingresos per cápita de la población, la mayor parte de las emisiones actuales provienen del uso del suelo (ej., la deforestación) y no del consumo de energía (algo que también indica una menor dependencia en combustibles fósiles en comparación con otras regiones del mundo -aunque esto podría cambiar drásticamente si una escasez de agua producida por los cambios climáticos redujera el uso de la hidroelectricidad). En el caso particular del Caribe, a pesar de que el 97 por ciento de las emisiones se pueden atribuir a las emisiones de carbono como resultado del consumo de energía, los niveles de emisiones son insignificantes a nivel global.[13]

Una AECA que incluya un Mecanismo para el Desarrollo Limpio (MDL) exclusivo para los países del Hemisferio Occidental sería de gran beneficio, en vista de su potencialidad para limitar la futura expansión de emisiones de gases de efecto invernadero por el incremento en el consumo de energía, además del establecimiento de fuertes incentivos económicos para reducir el actual nivel de emisiones, por causa de la destrucción de bosques tropicales. La inclusión de los EE.UU. sería un importante logro adicional, en vista de que dicho país es la mayor fuente de emisiones de carbono dióxido per cápita entre las más grandes economías del mundo, y globalmente la segunda fuente más importante (después de China, que solo destronó a los EE.UU. del primer lugar en los últimos años).

A pesar de ser una importante fuente de emisión de gases de efecto invernadero, hasta la fecha el gobierno de los EE.UU. ha rechazado incorporarse en cualquier tipo de acuerdo internacional, que le obligue a reducir dichas emisiones o por el cual se encuentre obligado a participar en un mecanismo multilateral, que establezca incentivos para que su sector privado se comprometa en reducir sus emisiones.

Bajo el MDL existente - administrado por las Naciones Unidas y que fue establecido por el Protocolo de Kioto a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático -, los gobiernos de los países desarrollados y sus empresas pueden suscribir acuerdos para cumplir con metas de reducción de gases de efecto invernadero, invirtiendo en proyectos de reducción de emisiones en países en vías de desarrollo como una alternativa, para así adquirir certificados de reducciones de emisiones a menores costos que en sus mercados. Es decir, un país desarrollado o una de sus empresas pueden financiar la construcción en un país en vías de desarrollo de una represa hidroeléctrica o una central térmica que utiliza el gas natural y que no se hubiera construido sin el financiamiento extranjero. Ello se debe a que el costo es más elevado que construir una generadora más contaminante, por ejemplo, que utiliza el carbón. El certificado que se obtiene por esa inversión merced al MDL, y que de alguna forma contribuye a reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero, puede entonces ser utilizado para compensar la falta de cumplimiento de las obligaciones que surgen de los compromisos asumidos por el país de origen, bajo el Protocolo de Kioto.

Una de las mayores ventajas que un MDL limitado al Hemisferio Occidental puede ofrecer es que resultaría menos susceptible al tipo de fraude que aflige al sistema actual administrado por las Naciones Unidas.[14] Esto se debe no solamente al hecho que involucraría a menos países que el esquema multilateral y así facilitaría un monitoreo más eficaz para evitar fraudes, sino también porque existen una cantidad de instituciones en el hemisferio que pueden administrar un MDL con mayor eficiencia que las Naciones Unidas. Por ejemplo, la Corporación Andina de Fomento (CAF) bajo el Plan Latinoamericano de Carbono, Energías Limpias y Alternativas (PLAC+E) ya vigila un mercado de créditos de carbono en Latinoamérica que registra y emite los certificados de reducciones de emisión exigidos por el MDL multilateral. La CAF también ha firmado acuerdos para la venta de créditos o bonos de carbono con entidades públicas (principalmente bajo la Facilidad MDL Gobierno de los Países Bajos y la Iniciativa Ibero-Americana de Carbono con España) y empresas privadas que han derivado en una mayor utilización de fuentes de energía utilizando recursos renovables, en la captura y uso de metano, en esquemas de eficiencia energética, en la construcción de sistemas de transporte más eficientes, en proyectos que intentan capturar o secuestrar el carbono por la reforestación, y en sustituir el uso de combustibles fósiles con biomasa.

Un MDL restringido al Hemisferio Occidental establecería una manera para que los países del Caribe y Centroamérica, que enfrentan semipermanentes crisis de déficit fiscal y dependen excesivamente de combustibles fósiles importados, puedan obtener financiamiento para proyectos de energía renovable. Entre los problemas que afligen a dichos países, en particular los del Caribe, se destaca el hecho de que sus mercados de energía son demasiados pequeños. Esto hace muy difícil, casi imposible, que un inversionista pueda obtener una ganancia construyendo un parque solar o instalando turbinas eólicas en razón de los altos costos iniciales. Empero, si una empresa energética en Canadá o los EE.UU. puede obtener un crédito o bono de carbono, y el “precio” que en otra forma necesitaría pagar por la emisión de carbono en su país de origen es alto, esto bien podría servir como un incentivo económico suficiente para justificar la inversión en un pequeño país insular del Caribe.

Un MDL que se limite al Hemisferio Occidental también podría ayudar para disminuir el papel que Brasil juega actualmente, como uno de los mayores contribuyentes de emisiones de carbono dióxido en el mundo. En contraste a la situación que existe en China o en los países desarrollados, la mayor parte de las emisiones brasileñas de carbono provienen de la quemadura de árboles y otra vegetación en Amazonas.[15] La deforestación en Brasil, un país que alberga el 65 por ciento de la selva amazónica, exacerba el cambio climático a nivel global en vista del papel preponderante que la Amazonía juega como un secuestro natural de gases de efecto invernadero, y cómo impacta en la precipitación regional.[16] Aunque el MDL multilateral administrado por las Naciones Unidas permite la posibilidad de recibir créditos o bonos de carbono por invertir en proyectos de conservación de bosques tropicales o reforestación, el gobierno de Brasil -celoso de proteger su soberanía y preocupado con cualquier intento de “internacionalizar” la Amazonía- no lo ha permitido dentro de su territorio. Es más probable que esta reticencia brasileña desaparecería en el caso de un MDL restringido al Hemisferio Occidental, particularmente si como parte de las negociaciones por su implementación, los EE.UU. eliminarán su arsenal de tarifas, sobrecargos, cuotas, y subsidios que actualmente impiden que el grueso del etanol brasileño, a base de caña de azúcar, pueda competir libremente en el mercado norteamericano.

Una prueba de que Brasil estaría dispuesto en acabar con su rechazo tradicional de incluir a la Amazonía y sus otros bosques tropicales en esquemas que pueden surgir de un futuro MDL limitado al Hemisferio Occidental, proviene del Memorando de Entendimiento acerca de la Cooperación en cuanto al Cambio Climático que Brasilia firmó con los EE.UU., en marzo de 2010. La idea para este Memorando de Entendimiento que se originó a pedido de Brasil, se atribuye a un acercamiento con EE.UU. producido gracias al Memorando de Entendimiento para promover la Cooperación en Biocombustibles que los dos gobiernos firmaron en 2007, además de la misma AECA. El más reciente Memorando agrega nuevas áreas para la cooperación bilateral, incluyendo la reducción de emisiones que provienen de la deforestación según el programa de Naciones Unidas para la Reducción de Emisiones de la Deforestación y la Degradación de Bosques (REDD) plus, y el desarrollo de nuevas tecnologías con bajas emisiones de carbono.[17] Consecuentemente, el hecho de que Brasil esté dispuesto a participar en REDD plus o de colaborar con los EE.UU. en temas de deforestación, marca un cambio dramático en torno a la postura tradicional brasileña de resistir cualquier intento por parte de la comunidad internacional de dictarle cómo manejar sus bosques tropicales.

El colapso de la Conferencia de Cambio Climático en Copenhague en diciembre de 2009, y los posteriores fracasos para lograr un nuevo acuerdo multilateral que reemplace el Protocolo de Kioto, que vence en 2012, aumentaban la viabilidad de un nuevo MDL limitado al Hemisferio Occidental. Por un lado, existía la promesa del entonces candidato Obama, realizada en Miami en mayo de 2008, para permitir que las empresas norteamericanas que emiten gases de efecto invernadero obtengan créditos o bonos de carbono para invertir en proyectos de energía renovables en Latinoamérica y el Caribe. Por el otro lado, la oposición por parte de muchos congresistas norteamericanos a la participación de su país en un MDL, fundada en el mal manejo y burocracia del sistema actual administrado por Naciones Unidas, además de la preocupación acerca de que un MDL pueda ser fácilmente manipulado por especuladores, se veía disminuida en el caso de una futura MDL limitada a las Américas.

Todo este escenario cada vez más promisorio se basaba, eso sí, en la expectativa de que el Senado de los EE.UU. aprobaría una ley de cambio climático antes de las elecciones legislativas de noviembre de 2010, y que esta nueva legislación incluiría el tipo de mecanismo de “cap-and-trade” o “tope-y-trueque”, aprobado por la Cámara de Representantes en 2009.[18] Esta situación sufrió un brusco retraso el 27 de julio del año en curso, cuando el Presidente del Senado y líder de la mayoría Demócrata, Harry Reid, presentó una propuesta de legislación para el sector de energía que no incluyó ningún mecanismo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Sin un MDL, la AECA se reduce a un mero foro para que los gobiernos de las Américas intercambien ideas sobre temas como la eficiencia energética y adviertan a posibles inversionistas acerca de los diferentes proyectos de energía renovables, que precisan de su capital. El grupo de trabajo de petróleos pesados puede proveer un valor adicional para hacer que la industria sea menos contaminante a nivel hemisférico, y también puede ayudar a disminuir el discurso hostil que actualmente prevalece entre los EE.UU. y la República Bolivariana de Venezuela. Un AECA que facilita el intercambio de información y promueve el diálogo es algo importante y no debe ser menospreciado.

En el caso particular de la eficiencia energética, el intercambio de información puede ser muy beneficioso si se toma en cuenta que la plena implementación de medidas de eficiencia energética por parte de los EE.UU. reduciría un porcentaje de emisiones de gases de efecto invernadero que sería más importante que todo la utilización actual de energía solar y eólica combinada en ese país. Pero si la AECA no evoluciona más allá de su actual agenda limitada, nunca hará una contribución de gran escala para la seguridad energética del Hemisferio Occidental, ni derivará en la toma de las medidas drásticas requeridas para evitar una catástrofe planetaria que bien podría poner fin a la raza humana.

En su consecuencia, el valor de la AECA para los países Latinoamericanos y Caribeños va a depender del tipo de propuestas visionarias que prresenten sus gobernantes y de la definición de novedosos métodos de financiamiento poco ortodoxos para cumplir mejor con las necesidades de sus ciudadanos.

V. Conclusión

Se vislumbra el cumplimiento del sueño de generaciones de nacionalistas e izquierdistas latinoamericanos de eludir el control hegemónico ejercido por décadas por parte de los EE.UU. sobre la economía y política de la región. Hoy en día, los EE.UU. se encuentran en una situación muy parecida a la de Gran Bretaña entre la primera y la segunda guerra mundial. Aunque el Reino Unido aún mantenía un imperio extenso (a pesar de la pérdida reciente de su más antigua colonia, Irlanda), y la libra esterlina seguía siendo la moneda de reserva internacional de preferencia, ya existían señales que indicaban que todo esto iba a desaparecer. Similarmente, el tesoro de los EE.UU. se encuentra bajo severa presión por más de una mala aventura bélica en Asia y por la necesidad de rescatar su sector financiero de una bancarrota inminente. Lo que fue una vez una amplia clase media norteamericana, hoy ya no puede valerse de los saltos especulativos en el valor de sus casas para pedir hipotecas y sostener su estilo de vida cómodo, ya que se esfumó el acceso a un crédito fácil. No transcurre una semana sin que se tenga noticias a través de algún reportaje en los medios de comunicación acerca de que otra gran economía emergente, como la de Brasil o China, propone acabar con el uso del dólar norteamericano en sus transacciones comerciales o eliminarlo como su principal moneda de reserva.

En numerosos aspectos la AECA refleja la pérdida del poder e influencia de los EE.UU. en el Hemisferio Occidental. En contraste a la década de los 90, cuando un presidente norteamericano podía anunciar la creación de una área de libre comercio que abarcaría a todos los países americanos, ya que todos los gobiernos (menos el de Cuba) se adherían con gran entusiasmo, actualmente los EE.UU. sólo pueden sugerir asociaciones o alianzas para las que no tienen los recursos suficientes, ni el deseo de liderar o financiar adecuadamente. Esta nueva realidad, sin embargo, ofrece una gran oportunidad para que otros gobiernos del hemisferio propongan una nueva visión y lideren creativamente el establecimiento de una AECA, que sí puede garantizar la seguridad energética y reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.

Incluso antes de que apareciera la AECA en escena, Chile ya se había mostrado capaz de utilizar un gran talento diplomático en reclutar a otros gobiernos sudamericanos para establecer un Anillo de la Energía, además de facilitar intercambios de diferentes recursos energéticos y así asegurar un suficiente suministro de gas natural en el Cono Sur para prevenir una escasez, debido a las malas políticas energéticas de Argentina y Bolivia. Por esa razón, no es una sorpresa ver como Chile ha emergido como el país que más utiliza la AECA para atraer inversión a diferentes proyectos de energía renovable, y de esa manera reduce la dependencia del país en combustibles fósiles importados.

De modo similar, el gobierno del Presidente Lula también ha demostrado mucho talento diplomático en contener al imprevisto Presidente venezolano Hugo Chávez, y también para resolver una disputa con Paraguay a causa de las tarifas que los brasileños pagan por la electricidad generada en Itaipú. Asimismo, Brasil se ha comprometido en seguir importando gas natural de Bolivia, aunque no sea necesario, para de esta manera asegurar la estabilidad política del país vecino.[19] Está por verse si Brasil continuará demostrando este tipo de liderazgo visionario y pragmático con el nuevo líder que gane las elecciones presidenciales a fines de 2010. Por otro lado, la elección de un nuevo presidente en Colombia podría facilitar el deseo colombiano de utilizar la AECA para interconectar las diferentes redes eléctricas en todo el Hemisferio Occidental desde Canadá hasta la Patagonia. En tanto que por su parte, es posible que Canadá ya haya jugado un importante papel por el solo hecho de lograr el establecimiento de un grupo de trabajo en la AECA para tratar el tema de los denominados petróleos pesados o no-convencionales, y de esa manera vincular a los gobiernos de EE.UU. y Venezuela para discutir un tema de interés mutuo. Si este diálogo llega a incluir a otros temas del sector de energía, esto podría ser un gran aporte para asegurar la seguridad energética dentro del Hemisferio Occidental.

Aunque es demasiado temprano para pronosticar con certeza los resultados que puede traer una AECA, bien puede suceder que las bajas expectativas que esta iniciativa ha generado hasta el momento por parte de muchos analistas, sea precisamente lo que se requiere para disminuir las tensiones que actualmente existen en el hemisferio en torno a temas tan sensibles, como acceso a los recursos energéticos y cambio climático. De este modo, las soluciones necesarias para resolver discrepancias en estos dos temas tornan necesario llevar a cabo difíciles negociaciones, que tienen más probabilidades de prosperar fuera de la mirada intensa de los medios de comunicación sensacionalistas y de las expectativas, a veces poco realistas, de un público cada vez más impaciente con sus gobernantes. Sin duda, si la AECA va a responder adecuadamente a las grandes necesidades de América Latina y el Caribe, es necesario que los gobiernos de la región ejerzan un papel mucho más protagónico, que el que tradicionalmente están acostumbrados a jugar en cualquier iniciativa que involucre a los EE.UU. Además, estos mismos gobiernos, estarán obligados a formular novedosas alternativas de financiamiento, ya que no es posible contar con los aportes económicos de los EE.UU. En vista de que muchos países sudamericanos salieron de la última crisis económica mundial relativamente rápido y fortalecidos (algo que no se puede afirmar de todas las naciones de Norteamérica y Europa donde la recuperación es frágil), dicha perspectiva tal vez no sea tan ilusoria, como hubiera sido el caso hace unos años atrás.

NOTAS:

1 Presidente de Mercosur Consulting Group, Ltd. con sede en Washington, D.C. y profesor adjunto en los Programas de Relaciones Internacionales y de Estudios Ambientales de Stanford University, California, EE.UU..

2 Interesantemente, ninguno de estos tres candidatos demócratas (que incluía a un ex-director de la Fundación Nacional Cubana-Norteamericana) ganaron. Los representantes republicanos Lincoln Diaz-Balart y su hermano Mario, además de Ileana Ros-Lehtinen retuvieron sus respectivos escaños.

3 Un comunicado de prensa emitido por la Casa Blanca el 19 de abril de 2009 menciona que “el Presidente Obama invitó a los países de la región para participar en una Alianza de Energía y Clima de las Américas; un marco voluntario y flexible para avanzar en torno a la seguridad energética y la lucha en contra del cambio climático. Se alienta a los países a presentar ideas factibles en cuanto a la cooperación, incluyendo lo que tiene que ver con la eficiencia energética, y el desarrollo de la energía renovable, los combustibles fósiles menos contaminantes, y la infraestructura energética.

4 Véase http://www.pi.energy.gov/ecpa.htm

5 Véase Comunicado de Prensa del Departamento de Estado Norteamericano del 16 de junio de 2009, http://www.energy.gov/news/7468.htm

6 Una lista completa de las diferentes iniciativas y propuestas que surgen bajo el paraguas de la AECA se puede encontrar en el sitio Web oficial de dicha Iniciativa: http://www.ecpamericas.org

7 Los tres científicos incluyen a: 1) Dr. Daniel Kammen, Profesor de Energía de la Universidad de California, Berkeley; 2) Dra. Ruth Defries, Profesora de Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia; y, 3) Dr. Gerry Galloway, Profesor de Ingeniería de la Universidad de Maryland.

8 Por ejemplo, USAID está financiando una iniciativa en Centroamérica para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que provienen del sector energético, la industria, y los centros urbanos, utilizando una garantía de préstamo del Development Credit Authority de los EE.UU. que vale 10 millones de dólares estadounidenses y que será destinado, entre otras cosas, para facilitar la posibilidad que las pequeñas y medianas empresas puedan invertir en tecnologías menos contaminantes; para la reducción de desperdicios y desechos industriales; para el mayor uso de métodos de reciclaje; y para un proyecto piloto que intenta recuperar los gases de metano emitidos por las municipalidades. Gracias a la Iniciativa para Preservar la Amazonia Andina o ICAA (i.e., Initiative for Conservation in the Andean Amazon), durante los próximos cinco años USAID y sus socios esperan utilizar unos 65 millones de dólares estadounidenses otorgados por el gobierno de los EE.UU. y otras fuentes públicas o privadas para preservar los territorios en las Amazonas de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú y de esa manera asegurar su continuidad como una manera natural de capturar las emisiones globales de carbono dióxido. USAID también financia pequeños proyectos nacionales en Bolivia, Brasil, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, y el Perú. Estos pequeños proyectos, están principalmente enfocados en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero cambiando actuales prácticas vinculadas al uso de la tierra como, por ejemplo, la destrucción de bosques tropicales.

9 En su libro de 2008 que escribió con Linda Bilmes, The Three Trillion Dollar War, el ex-economista principal del Banco Mundial y ganador de Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz estima que los costos de la guerra en Irak consumen unos 12 mil millones de dólares estadounidenses del tesoro nacional cada mes, ósea unos 3 mil millones de dólares cada semana.

10 En contraste al tipo de etanol que se produce en los EE.UU. a base del maíz, el etanol producido en Brasil en sí es ecológicamente más sano para el ambiente. Es así que, producir un litro de etanol brasileño de caña de azúcar sale casi la mitad del costo real que producir un litro de etanol a base de maíz. Además, producir etanol a base de maíz utiliza casi la misma cantidad de combustibles fósiles que se pretende ahorrar con su uso, como una alternativa a la gasolina. En fuerte contraste al etanol a base de maíz donde la proporción del uso de energía convencional es uno por uno, la proporción de etanol producido a base de caña de azúcar es uno por cada nueve. Finalmente, se requiere casi el doble del terreno para cultivar el maíz que la caña de azúcar, y la cultivación de maíz utiliza muchos más pesticidas y fertilizantes petroquímicos que la cultivación de caña de azúcar. Véase, National Bank of Economic and Social Development (BNDES) & the Center for Strategic Studies and Management (CGEE), SUGARCANE-BASED BIOETHANOL: ENERGY FOR SUSTAINABLE DEVELOPMENT 67, 70, 81, 89, 92 & 96 (2008). Se puede obtener una copia completa del informe aquí.

11 En 2008, todo el esquema de subsidios para sostener la producción de etanol a base del maíz le costó entre 9.2 mil millones y 11 mil millones de dólares estadounidenses al contribuidor norteamericano. D.KOPLOW, BIOFUELS-AT WHAT COST?: GOVERNMENT SUPPORT FOR ETHANOL AND BIODIESEL IN THE UNITED STATES 1 (OCTOBER 2007).

12 Se puede obtener una copia entera del informe “Economía del Cambio Climático en América Latina y el Caribe: Síntesis 2009”.

13 Véase, Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas, LA ECONOMÍA DE CAMBIO CLIMÁTICO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: SÍNTESIS 2009, 36 (Nov. 2009).

14 Una investigación hecha por dos profesores de la Facultad de Derecho de Stanford University en California en 2008 encontró que una gran cantidad de los créditos o bonos de carbono generados por el MDL no representan verdaderas reducciones en las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global, ya que muchos de los proyectos que “reducen” dichas emisiones hubieran sido construidos igual sin la financiación extranjera y, además, a menor costo. Aún más grave, el MDL está creando incentivos perversos para que los países en vías de desarrollo incrementen sus emisiones de gases de efecto invernadero para así atraer mayores inversiones por parte de países o empresas en el mundo desarrollado desesperados para obtener créditos o bonos de carbono. Véase, Michael Wara & David G. Victor, “A Realistic Policy on International Carbon Offsets” (Program on Energy and Sustainable Development Working Paper # 74, Freeman Spogli Institute for International Studies, Stanford University, April 2008). Se puede obtener una copia del trabajo aquí:

15 Véase, Sotero P. & L. Elliot Armijo, To Be or Not to Be a BRIC?, 31 ASIAN PERSPECTIVE 43 (2007) at 59-64.

16 Véase, THE CENTRE FOR INTERNATIONAL GOVERNANCE INNOVATION, BLUEPRINT FOR A SUSTAINABLE ENERGY PARTNERSHIP FOR THE AMERICAS: PROJECT REPORT 7-9 (2009). Se puede obtener este informe en: http://www.cigionline.org Un dato interesante, proviene del hecho de que las emisiones brasileñas si bien derivan principalmente de la deforestación no implican un aumento en nuevas emisiones de carbono dióxido a nivel global en sí, ya que los arboles sirven como una manera natural de eliminar el carbono dióxido de la atmósfera y, cuando los árboles son quemados, esto devuelve la misma cantidad de carbono a la atmósfera que la que originalmente eliminaron. Es decir, no hay ninguna ganancia o pérdida en neto. Así, lo que la quemadura masiva de árboles si produce que es altamente contaminante y dañino para el ambiente es la alta cantidad de cenizas que se escapan a la atmósfera y que contribuyen a bloquear los rayos solares o en atrapar dichos rayos, además de eliminar una fuente natural para secuestrar nuevas emisiones de carbono dióxido que provienen del uso masivo de combustibles fósiles para el transporte.

17 REDD es una iniciativa que busca motivar a los países en desarrollo con bosques, a proteger los recursos forestales, mejorar su gestión y utilizarlos debidamente, para contribuir a la lucha global contra el cambio climático. El programa se respalda en la creación de un valor financiero en el carbono almacenado en bosques en pie. Una nueva versión de REDD, denominado “REDD plus”, enfoca mucho más en la deforestación y la degradación de bosques, ya que incluye la conservación, el manejo sostenible, y la valoración de los almacenes de carbono de los bosques en cuanto a la reducción de emisiones. Se pretende que REDD plus sea una nueva manera para facilitar el flujo de capital del mundo desarrollado a los países en vías de desarrollo, bajo un nuevo acuerdo de cambio climático multilateral que reemplace al Protocolo de Kioto, ya que éste vence en el 2012.

18 Bajo un régimen de “tope-y-trueque” el gobierno Federal especifica una cesta de emisiones de gases de efecto invernadero para centrales eléctricas individuales y otras fuentes puntuales importantes. Cada establecimiento tiene una cantidad de "derechos" o permisos de emisión por un período particular. Para cumplir con la cesta de emisiones, cada instalación puede tanto reducir sus emisiones o comprar derechos de establecimientos con un exceso de permisos. Progresivamente se prevén que la cesta sea más estricta para cada nuevo período, y de esa manera ayuda para asegurar una reducción en el total de emisiones.

19 Bajo el gobierno de Lula, Brasil ha logrado convertirse en uno de los más importantes proveedores de ayuda económica a los países más pobres del mundo. Usando una definición amplia de asistencia, el valor de toda la ayuda brasileña en 2010 podría llegar hasta los 4 mil millones de dólares estadounidenses; menos que la suma de asistencia proveniente de China, pero similar a la de dos donantes generosos, como Canadá y Suecia. Aunque estos dos últimos países no esperan aumentar sus programas de ayuda internacional en el futuro cercano, Brasil, por contraste, sí pretende hacerlo. Brazil’s Foreign-Aid Programme: Speak Softly and Carry a Blank Cheque, THE ECONOMIST (17 de julio de 2010), p. 46.

05/29/11. 05:47:09 pm. Categories: Articulos ,

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