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Lo Que se Necesita para Convertir América del Sur en un Proveedor Global del Hidrógeno Verde
Publicado en: elDial.com - DC3117 - 15/11/2022
Por Thomas Andrew O’Keefe(*)
El hidrógeno es uno de los elementos que se encuentra con más frecuencia en el universo, aunque nunca lo podemos encontrar en su estado puro, sino compuesto con otros elementos. Cuando se produce a base del agua, se utiliza un proceso de electrólisis donde se aplica una corriente eléctrica para separar las moléculas de hidrógeno de las de oxígeno. El gas que resulta de este proceso se puede quemar con fines energéticos o es posible utilizado para potenciar células o pilas de combustible.
La producción del hidrógeno no es un nuevo fenómeno en Sudamérica. Muchos países del continente ya son importantes productores y es utilizado para la refinación del petróleo crudo, la producción de amoníaco y metanol sintético, y en la industria metalúrgica. Actualmente, la electricidad utilizada para el proceso de electrólisis en Sudamérica depende exclusivamente del uso de combustibles fósiles. Esto explica porque la producción del hidrógeno es uno de los mayores contribuyentes a la emisión de gases de efecto invernadero en algunos países sudamericanos. Lo que convierte el hidrógeno en “verde” es el uso exclusivo de la electrólisis a base de fuentes de energía renovable o que no emite dióxido de carbón, como sería la energía eólica, geotérmica, hídrica, nuclear, y solar.
En 2020, la administración saliente de Sebastián Piñera en Chile puso en marcha un plan para convertir el país en un importante exportador a nivel mundial del hidrógeno verde por el año 2030. Mientras tanto, la empresa australiana Fortescue anunció a fines del 2021 su intención de invertir 8.2 mil millones de dólares norteamericanos en la construcción de una masiva instalación en la provincia argentina de Rio Negro para elaborar hidrógeno verde destinado al mercado internacional. Argentina, desde 2008, ya goza de un proyecto piloto para producir el hidrógeno verde utilizando energía eólica para el proceso electrolítico. Argentina, igual que Brasil, también son los únicos países sudamericanos que, hasta la fecha, tienen normas establecidas de seguridad para la producción del hidrógeno.
Tal vez los dos países sudamericanos que actualmente están mejor posicionados para atraer inversiones en el sector de hidrógeno verde son Chile y Uruguay, ya que lograron establecer sus planes de energía a largo plazo después de un arduo proceso de consultas previas para llegar a un consenso nacional. Estos dos países también ofrecen políticas económicas estables además de un proceso regulatorio que es predecible para los inversionistas. Estos mismos factores explican porque que los dos países están liderando la transición hacia una matriz energética ecológicamente limpia en Sudamérica. Para dar dos ejemplos, el sistema de metro en Santiago hoy opera exclusivamente a base de energía renovable, mientras que Uruguay se encuentra en segundo lugar a nivel mundial detrás de Dinamarca en cuanto al uso de fuentes eólicas para generar la electricidad. Lo que también es interesante es que Chile, a diferencia de lo que marcó su impresionante transición hacia un mayor uso de energía renovable, ahora está pensando usar subsidios para fomentar su industria de hidrógeno verde.
Los países sudamericanos con las mayores reservas de gas natural, como lo son Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, y Perú, poseen la posibilidad de producir lo que se denomina el hidrógeno “azul” que, a pesar de utilizar un combustible fósil para la electrólisis, también incorpora tecnología para la captura y almacenamiento de carbono. Es importante resaltar, eso sí, que aún no se cuenta con la tecnología adecuada para garantizar que no haya ningún escape de gases de efecto invernadero en toda la cadena de producción, comenzando con la extracción gasífera, su transporte, su uso como fuente de energía y eventual captura y almacenamiento. Otra tecnología crítica que aún está por desarrollar es la manera de compensar la densidad baja del hidrógeno para que sea más competitivo en cuanto a costo. Sin ese hallazgo, se necesita tres veces más espacio para el almacenamiento de hidrógeno que el equivalente de gas natural para generar la misma potencia energética.
Para que América del Sur surja como una potencia mundial en cuanto a la producción de hidrógeno verde será necesario que se desarrollen nuevas y menos costosos tecnologías y que estas vengan idealmente del continente mismo. Entre las más importantes, está encontrar una manera de transportar el hidrógeno a larga distancia en forma mucho menos contaminantes que el transporte por barcos que actualmente utilizan combustibles provenientes de fuentes fósiles. El mismo hidrógeno podría ofrecer una solución si se lo puede convertir en combustibles sintéticos a base de amoníaco o metanol o en forma líquida para los medios de transporte. También será necesario establecer un marco regulatorio y de certificación armonizada a nivel internacional para verificar la neutralidad climática, lo que significa, emisiones netas de carbono cero, en todo el proceso de producción del hidrógeno verde.
Para no tener que depender en tecnologías foráneas, los gobiernos sudamericanos debieran fomentar la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías a nivel continental o regional para poder reducir los altos costos actuales para producir el hidrógeno verde. Los recursos para este tipo de investigación y desarrollo podrían ser provistos por la antigua Corporación Andina de Fomento (CAF) o, hoy en día, el Banco de Desarrollo de América Latina con sede en Montevideo igual como del Fondo para la Convergencia Estructural del MERCOSUR (FOCIM). Por su parte, los procesos de integración regionales como la Comunidad Andina y el MERCOSUR pueden facilitar la creación de cadenas productivas regionales para la elaboración de insumos que se necesitan para la producción del hidrógeno verde como las células o pilas de combustible y los electrolizadores.
Finalmente, es aconsejable que los países sudamericanos enfoquen sus esfuerzos primero en exportar el hidrógeno verde a mercados regionales, usando las redes de gasoductos y oleoductos existentes y rehabilitados para este propósito. Una vez que se ha logrado descarbonizar todo el sistema de transporte e industrias en el continente, Sudamérica estará en condiciones para exportar exitosamente el hidrógeno verde en forma masiva al resto del mundo.
(*) Presidente de Mercosur Consulting Group, Ltd. [https://www.mercosurconsulting.net] con sede en Nueva York y profesor del programa de Relaciones Internacionales de Stanford University en California.